Música

Morrissey vino a vernos, a este lugar lejano.

Escribo esto a dos meses de su visita, deseando volver el tiempo atrás y así verlo otra vez.

Morrissey vino a vernos, a que lo veamos, a que pudiéramos comprobar que es cierto.

Tardé mucho en escribir esto, aún no me recupero de todo. Es extraño desear algo tanto, tanto y un día, levantarte y darte cuenta de que ya pasó.

Subí mis videos a Youtube, los compartí en Typical Me, tratando de engancharme en el sentimiento de felicidad por lo que viví de desbloquearme y escribir.

Las entradas fueron todo un tema en sí. La decisión de ir o no a Rosario. Mi padre me dijo, cuando le conté mis planes y mis dudas: “andá” y esa palabra posibilitó que viviera el mejor recital de mi vida.  Andy se entuciasmó con el lugar para 2500 personas, nos pusimos en marcha: yo compré las entradas, él los pasajes. Nos íbamos a Rosario por unas horas. Cuando llegó marzo, dejé de dormir, y no volví a pegar un ojo hasta que él se fue.

Rosario: ¡Incendio, Incendio, INCENDIO! Así entró él, por primera vez, su figura anter mis ojos, su voz sin mediatizar (más que por el micrófono). Brillante, imponente, tímido, arrogante, tierno, histriónico, esquivo, dulce, fuerte, bello y carismático.

Todos caímos ante su hechizo. Locura. Luché duro por permanecer adelante, por no perderlo.

No podía creerlo. Los primeros temas me pasaron como en un sueño. There Is a Light That Never Goes Out estuvo muy temprano en el setlist como para conmoverme.

I Know Is Over me permitió llorar. Recordé la primera vez que los escuché, una noche en casa, en un video subtitulado, las mismas lágrimas de entonces.

Tenía a Boz y a Solomon muy cerca, los veía tocar y no podía creer que NO eran un video.

Speedway fue un golpe al corazón, al momento de clamar “FOREVER” con todos los presentes, con todos mis amigos, todos unidos gritándole desesperados a Moz nuestro amor.

Mi llanto no se detuvo más.

Para How Soon Is Now? Me di cuenta, caí por fin en la cuenta de que Morrissey, mi amado y esperado Moz, estaba ahí, a dos o tres metros de mí, y que ese era el último tema del set.

El saludo final de la banda fue otro baño de realidad para mí: el más cercano a dónde yo había quedado luego de tantos golpes, era Matt. Yo lo miraba a él, a Moz, al resto casi sin poder creer que eran de carne y hueso y no una pantalla HD, o un holograma, una representación más.

Finalmente, el bis. Pero antes, estas palabras: Life tends to come and go, thats ok as long as you know.

Algo en mi cambió, se quebró, nació o murió en ese momento.

Todos esperaban que sonara Still Ill, menos yo. One Day Goodbye Will Be Farewell fue el tema que, apenas escucharlo en la radio, me decidió a salir corriendo a comprar el YOR. Año 2009, mi primer disco de Moz. El doloroso final con la cita de I Won’t Share You y este tema, todo fue perfecto.

Lo disfruté, o sufrí, lo amé y lo lloré.

Luego, mientras la crew desarmaba el escenario y el público se desconcentraba, mientras Andrés me miraba atónito y yo me daba cuenta de mi estado por esa mirada, tres amigos se acercaron a verme. Nunca voy a olvidar sus caras, sus sonrisas al comprobar sus teorías sobre qué me pasaría al verlo por vez primera. “Cuando lo veas salir morís, Gi, ¡te morís!” habían sido las palabras del primero de los tres durante toda la previa. Luego, vino a abrazarme. El segundo se encargó de sacudirme y decirle a mi pobre novio que me abrace o algo… “Tenía un ataque de epilepsia, ésta” fue su relato posterior. Y el tercero de mis “Moz-padres” es aquel que tiene, junto a su familia, las fotos más lindas que cualquier fan se haya sacado con Morrissey.

Buenos Aires: La previa fue dura y divertida, al igual que en Rosario. Las chicas la hicieron valer. Andrea y yo hicimos frente común para tratar de mantener esa tercera fila que logramos a las corridas y defendimos a los codazos, cómo ella bien relató en su blog.

Yo duré hasta el final de Let Me Kiss You. Estaba agotada, maldormida y me faltaba el aire. Sabía que si él lanzaba su camisa cerca de mí sería el final.  Le rezaba en silencio para que la tirara hacia un costado, no al centro, dónde yo estaba para verlo abrir esa camisa, mostrar su cuerpo justo en frente de mí. Grité con todos y me ahogué en una marea de brazos que peleaban por el trofeo de tela y sudor. No pude más. Dejé de verlo, perdí mi norte, ese estímulo que me hacía aguantar lo que fuera. Me sacaron, me dieron agua y me permitieron volver. Al fondo. Vi el resto del show, lagrimeando sola desde ahí.

Pero antes del final, antes de mi casi desmayo, hubo un momento que hizo que todo, todo, todo valiera la pena. Él, con camisa amarilla y micrófono en mano, miró al público con cierta atención. Yo lo miraba, con mi mano extendida hacia él (aunque era imposible tocarlo), entonces, por un instante, dirigió su mirada intensa hacia donde yo estaba, no puedo decir que me vio, tal vez estaba muy oscuro, o muy lejos, o soy muy pequeña, o no le interesé en particular. Pero yo me sentí, por un breve y eterno segundo, fulminada por esos increíbles ojos azules.

 

Gracias Andrés por las fotos y videos.

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Héroes

Muchas veces me pregunté cómo se puede llorar a alguien que no conociste. Seguramente, esa pregunta surgió primero en la boca de otro. Alguien que me habría visto llorando, por primera vez, la muerte de un ser humano, sí, pero que yo sólo había visto por TV.

Yo tenía 8 años. La radio me informaba que Freddie Mercury estaba muerto. Mamá y yo nos abrazamos, lloramos. La pregunta vino después.

A los 18 me tocó llorar a George, aún lo extraño. Entonces también me pregunté cómo es que puedo amar a un desconocido. Pero me rendí a la realidad de mi dolor. Ya no me inquietan esas preguntas. Tengo una convicción: Los amo, los extraño, me duele perderlos. No haré una valoración de ello. Sé que a otros les pasó, pasa, pasará y sienten lo mismo. Existe una conexión entre el artista y su público. Gente cuyas canciones me salvaron la vida, de muchas formas, por ejemplo, al inspirar la escritura de este blog. Visto así, me resultaría extraño, loco, anormal, no sentir nada por ellos. De alguna forma (mediada, mediatizada, como resultante de la industria cultural), son mis héroes. ¿Cómo no amarlos?

Luis Alberto Spinetta no era mi ídolo personal. Eso no evitó que me afectara su muerte. No me estoy haciendo la fan, porque no lo soy. Pero sus canciones son parte de mi vida, mi tiempo, mi cultura de igual forma. Como lo son de todos los que nacimos acá y nos toca vivir esta época.

Escuché Almendra de la mano de mi papá, cuando me  mostró sus discos de juventud. Luego, durante mi adolescencia beatlera, Almendra, Sui Generis y Serú Girán formaban parte del mismo universo sonoro de esos días.

Y de todas las canciones del por todos denominado “Flaco” (yo no siento la familiaridad, la cercanía para llamarlo así), una es especial. Destinada a integrar este blog desde mucho antes de imaginarlo. He llorado con ella por más de una razón. Me quedo con ella, para siempre.

Bonus Track: Hace un par de semanas escuché esta canción en la radio. Recordé que me gustaba y me quedó sonando en la mente por el resto del día. Lo sentí como un regalo, y me lo guardo como tal, ahora es parte de mi historia.

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Morrissey is coming to town | Parte 1: La noticia

Morrissey

Escribo esto aún en estado de shock. Me parece que pasó un segundo y una eternidad entre el viernes (cuando todo esto empezó) y este momento, en plena Mozmanía desatada, con las fechas confirmadas y esperando ansiosamente el temita de las entradas.

El viernes estaba por salir a trabajar, tenía todo listo y agarré el celu como última cosa antes de partir. Entonces, veo que tengo un mensaje, éste me indica que tengo que llegar media hora después de lo pensado, aprovecho para chequear Twitter otra vez y… no lo creo. Veo un tweet en inglés que dice Morrissey, Argentina y un link, entro y veo esto:

Desde ese momento todo lo que pasó durante estos días estuvo teñido de la ansiedad permanente por novedades, confirmaciones y un golpeteo constante sobre la tecla F5.
No paro de hablar con fans, con melómanos, con curiosos, de compartir las novedades, discutirlas… hice y deshice mil veces en mi cabeza todos los planes posibles para los próximos días.

Pero por ahora me quedo con la sensación de ese primer impacto de la posibilidad, la esperanza real y concreta de verlo. Una canción que me gusta mucho en estos días, dice en uno de sus versos: “Another disaster only tells me it’s true”. La recordé en ese momento porque pensé en lo bien puesto que tiene el nombre mi blog, cuando el viernes a las 7 de la mañana, casi por casualidad, me llegó la gran noticia y no pude hacer más que llorar, tirada en mi habitación, apenas leer en True To You la palabra “Argentina”.


Nota: pretendo volcar en el blog todo lo que (me) vaya pasando a partir de esta visita, pero intentaré no aburrirlos mechando con otras cosas melómanas.

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I dreamt about you last night | Oníria Melómana 2

Estábamos los dos en una casa húmeda y oscura, debíamos irnos pronto y yo trataba de empacar mis cosas rápido pero sin dejar nada. Él me hablaba, luego salía, luego volvía. Mientras, fumaba y canturreaba o habría la heladera en busca de algo que lo entretuviera.

Cualquiera podría pensar que estábamos en una casa abandonada, pero entonces apareció su (¿único?) habitante: un hombre mayor y malhumorado nos grita que nos vayamos pronto. O algo así. Lo reta a él por tomarse su cerveza y yo intento apresurarme, pero me doy cuenta de que cada vez acumulo más bolsos y empiezo a preguntarme como haré para llevármelos.

Él sale para no escuchar al viejo al tiempo que yo empaco mis últimas cosas tratando de ahorrar espacio. El dueño de casa, ya calmado, me habla en buenos términos. Me doy cuenta que aunque se dirigía a los dos con sus reproches lo odia a él, no a mí. Entonces, él vuelve a entrar, despreocupado, revoloteando como en el video que ilustra este post. El viejo gruñe y se va a la cocina. Yo me doy cuenta que tendré que arreglármelas sola, él no va a ayudarme a cargar nada. Empiezo a pensar en dejar algo, o en amontonar las cosas sin cuidar de que no se arruinen.

Él revolotea otra vez, yo apretujo objetos en los bolsos, el viejo pasa y refunfuña. Entonces me doy vuelta y él me abraza. Podría imaginar que me diría algo referido a que no me preocupara o al menos que me ayudaría, pero no me dice nada, sólo me abraza. No sé si fue un instante o si fue eterno, o si el tiempo de los sueños es otro. Él dice algo para si mismo o para alguien más que es invisible o sólo existe en su mente, y vuelve a salir.

 

Hasta ahí mi sueño. Lo que más recuerdo y me llama la atención es que lo soñé en colores lavados. Como si fuera un viejo film en blanco y negro que fue coloreado y desgastado luego. Toda la atmósfera del sueño estaba contaminada por una melancolía romántica (me refiero al romanticismo como movimiento artístico), bohemia y gris. Inconsolable. Todo sucedía en un tiempo suspendido que no era este ni ningún otro. Soñé una Medianoche en París sin color. Seguramente porque mi película no estaba ambientada en la ciudad luz sino en Albion.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Hoy el post no es tanto sobre las canciones, mejor las canciones acompañan, ambientan, son la banda sonora del post. Y elegí todas de Babyshambles, The Libertines merece su propia entrada.

 

 

 

Bonus Track 1: Albion

 

Bonus Track 2: Lost art of Murder

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Música

Guitarrists Rules!

I´m dreading a time that is not near

Johnny Marr

Foto Pat Graham

As a man on cross I have no fear

I can´t believe these words I´m saying

Johnny Marr participó del disco solista de John Frusciante “The Empyrean”. Con ese

dato en mente, le pregunté a mi novio si conocía algo de él o lo había escuchado.  Andy, no sin algo de entusiasmo, me pasó enseguida el disco y me señaló el tema en el cual había participado mi Guitar Hero 1.

Lo escuché entero y me encantó. Luego revisé la info y supe que los temas en los cuales Johnny aporta su eléctrica son dos: Enough of Me y Central. Saber esto, en el caso de la primera canción, es para mí un dato más. Todo el disco tiene una atmósfera muy personal y funciona como obra en su totalidad. Pero el Central el motivo de este post.

You gotta feel your lines
You gotta feel your lines

Estos versos me dicen algo y se convierten en un nuevo mantra pagano, como en la canción. En estos días grises en los que todo tambalea un poco:

I´m dreading a time that is not near
As a man on cross I have no fear

I can´t believe these words I´m saying
You gotta feel your lines
You gotta feel your lines

 

 

Bonus Track: Suficiente de mí, escuchemos a Johnny y John.

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Música, Relato en serie

Lonely planet girl | Parte 3: A Different Place

Luego de redescubrir a Suede no tardé en advertir que su cantante, Brett Anderson, ese de mi fotito de diario, tenía una carrera como solista que ya contaba con tres discos (que ahora son cuatro). Primero escuché el hit Love is Dead y las cosas que subió a su canal de YouTube. Luego, en mi primera visita al Patio, me encontré uno de sus discos, el segundo, Wilderness. Según había leído, todo lo había hecho él, composiciones, letras, había tocado los instrumentos, cantado. Sólo lo acompañaba un cello y una invitada para un par de estrofas de Back to You.Brett Anderson

Me enamoré del disco nada más con el primer suspiro: one, two, three, four… y la entrada del cello: A Different Place tiene todo para integrar mi lista de favoritas. Su atmósfera, su temática, su poesía y esa voz ya amada junto a un tratamiento íntimo, despojado y emocional.

Es un tema tan inglés que me compró con un solo verso. Todo el disco lo es. Pero hay algo en esta canción que me remitió a Dowland o Purcell y a todos mis amados ingleses. ¿Puedo tratar de explicarlo? La última estrofa dice:

They looked like confetti on her

Beautiful face

Lo normal sería:

They looked like confetti on

Her beautiful face

Pero Brett lo canta de la primera forma, dejando el “her” casi como un suspiro, nada más inglés, nada más cautivante.

Y así, estos son los pensamientos que me llevan a un lugar distinto… que otra vez está en mi mente, llena de música y palabras.

Bonus Track 1: seguramente muchos conocen las canciones de Dowland (S.XVII), al menos en esta versión:

Bonus Track 2: aunque yo prefiero esta:

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My private world | Parte 2: In My Place

Coldplay es una banda de los 2000, una de las pocas que obtuvo mi atención a pesar de ser “nueva”. Su tono melancólicamente inglés daba conmigo, a su vez, era fácil y circulaba. Quedó ligada a los primeros años del nuevo siglo, a mi primer noviazgo y a la, primera también, separación.

En tiempos de Travis (muy indies para mí en ese momento) y de Keane (muy símil-Coldplay), Parachutes y A Rush of Blood in the Head eran lo mejor que te podía pasar: muy buenos discos que llegaban a mucha gente, podía compartir con mis amigos de entonces esas canciones.

En esa era de mi vida, previa a mis Smiths, Chris Martin fue la voz de mi corazón desamparado. Y pude linkear una de sus canciones, mi favorita por esos días, con mi universo Beatle. Eso de que hay un lugar propio, aunque sea imaginario. Y experimentar por primera vez también, cómo es eso de llorar masoquistamente, desparramada en la cama, mientras esas canciones suenan una y otra vez, en los auriculares o en la mente.

Bonus Track: Y de esas canciones que quedan en el olvido salvo para traer a la memoria algún momento vivido, tenemos esta, de la cual el video es lo mejor:

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El Disco de tu Corazón

Cuando entré a Argumento en mayo de 2008, trabajábamos en la casa de Esteban, mi jefe. Los mediodías eran tranquilos y soleados: el patio interno del PH era nuestro lugar de distensión a la hora del almuerzo. Esteban musicalizaba desde su notebook, mientras nos sentábamos a comer algo y hablar sobre el futuro, bajo el sol.

 

Esos mediodías de aire fresco y agua saborizada, estaban siempre regados de música: algunas conocidas para mí, otras no, algunas interesantes, otras sólo tolerables, desde Miranda! a Perry Farrell, todo de acuerdo al mood del día. Una de esas músicas me llamó la atención poco a poco. Viva Hate venía sonando a veces, hasta que se me ocurrió preguntar qué era:

–          Morrissey

–          Ah..

 

Tiempo después, un día totalmente despejado, con la mesa lista en el patio, Esteban preguntó: Morrissey

–          ¿Qué pongo?

–          Emmm… Poné a Morrissey

–          ¡Dale!

 

Y una tarde antes de irme le dije:

– ¿No me pasás el de Morrissey al MP4?

– Tengo dos: Viva Hate que es el primer disco y uno en vivo que está muy bueno.

– Ok, pasame ambos.

 

Angel, Angel Down We Go Together fue el primer tema del que quise saber, me mató esa línea escuchada al pasar entre las tareas cotidianas: “I love you more than life”

 

Escuchaba desde la entrada de Alsatian Counsin hasta Suedehead, luego solía sacarlo, no le di chance al resto. Además, esas 7 canciones eran suficientes para el viaje casa-trabajo-casa.

Los días se fueron aún más rápido. Nos mudamos a una oficina con socios y esperanzas.

Después de un tiempo más, la tristeza me había ganado. Los sueños no se cumplían y mi confusión me hacía ver todo silent and grey.

Y extrañaba el sol.

 

Una mañana mientras viajaba sentada en el colectivo, camino al trabajo, no pude más: las lágrimas me corrían por las mejillas mientras los pasajeros miraban o ignoraban y él cantaba “Come Armageddon, come

Decidí que ya había tenido suficiente. No más llanto.

Al llegar, busqué en Youtube algo que me ayudara. Y lo encontré: “Regrets, I’ve had a few, but then again, too many to mention…”

 

Y desde entonces, el renacer tiene la luz de este sol:

 

 

Bonus Track: dejo la que, junto a la anterior, fueron las dos primeras de sus canciones en llevarse mi corazón y salvarme :

 

 

 

 

 

 

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Mi mundo interior | Parte 1: There’s a Place

Tal vez esta haya sido la primera canción que me salvó la vida a partir de su letra.

The Beatles

Cuando me hice fan de los Beatles, me desvivía por encontrar cada significado de cada cosa que hubieran dicho o escrito. A veces me costaba mucho encontrar algo que tuviera alguna relación con lo que me pasaba, y muchas letras no me decían nada… era muy joven. Pero There’s a Place me habló directo a mí, casi como ninguna otra hasta entonces.

Yo, hija única, solitaria, sin amigos reales, imposible no identificarme con la idea de que hay un lugar donde se puede ir, cuando uno está bajoneado y triste. Y ese lugar es la propia mente, donde no hay tiempo.

Mil veces me refugié en mi misma, me conté historias para distraerme de mi dolor. Esta canción habla de eso.

Nota: Este post es el primero de una cadenita de (hasta ahora) tres eslabones.

Bonus Track: Este video me hizo reencontrar con mi amor por los Beatles. Otra vez una profunda identificación: ellos, como los amigos o como los padres, están siempre. Y son una experiencia compartida. Por eso comparto esta hermosura, vale la pena.

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